Hipolito Mejia Dominguez

Realizó estudios primarios en el municipio de Santiago de los Caballeros y desde 1957 secundarios en el Instituto Politécnico de San Cristóbal, regido por los jesuitas, donde se graduó como perito en Agronomía en 1964. Después aprendió en la Universidad estadounidense de Carolina del Norte los procedimientos de procesado industrial del tabaco.

De vuelta a su país se aplicó en tareas de investigación en el Instituto del Tabaco y casi inmediatamente, en 1965, se convirtió en director nacional de este organismo. Él y su equipo de técnicos trabajaron en la organización de cooperativas tabacaleras y en la mejora de las variedades autóctonas, además de introducir el tabaco rubio para la producción industrial de cigarrillos.

En 1966 fue contratado por la compañía estadounidense de fertilizantes agrícolas Rohm and Haas para representarla en el área del Caribe y en 1973 entró en la firma Industrias Linda en calidad de vicepresidente de programación y desarrollo agrícola, encargándose de la mejora de las técnicas de cultivo del tomate, el frijol, el ají y otros productos dominicanos. En 1970 fue elegido presidente de la Asociación Nacional de Profesionales Agrícolas.

Políticamente estaba adscrito al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), histórica fuerza fundada en 1939 por el izquierdista Juan Bosch y que desde 1973, año en que el presidente derrocado una década atrás lo abandonó para formar su propia fuerza política, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD, inicialmente marxista y luego orientado al centro), adquirió una impronta socialdemócrata.

Cuando de la mano de su candidato Antonio Guzmán Fernández el PRD llegó al Gobierno en 1978, Mejía fue designado por su correligionario y amigo personal para el puesto de secretario de Estado (ministro) de Agricultura, cometido en el que volcó su experiencia en la explotación y desarrollo agrícolas.

Con la llegada a la Presidencia de Salvador Jorge Blanco en 1982, a pesar de que también pertenecía al PRD, Mejía cesó en el ejecutivo y regresó a sus actividades privadas. En los años siguientes progresó al frente de una serie de empresas familiares dedicadas a la fabricación y venta de productos agroquímicos, si bien se mantuvo activo en la política en tanto que vicepresidente nacional del PRD.

En 1990 el presidente del partido, José Francisco Peña Gómez, le incluyó en su fórmula electoral como candidato a la vicepresidencia, pero la reciente escisión encabezada por el que fuera vicepresidente con Guzmán, Jacobo Majluta, que concurrió al frente del Partido Revolucionario Independiente, perjudicó las posibilidades del PRD, tal que el tándem Peña-Mejía quedó en tercer lugar tras el aspirante a la reelección y a la postre vencedor, el veterano Joaquín Balaguer, del conservador Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), y el propio Bosch.

En los años siguientes Mejía fue testigo de la recuperación electoral de su partido, que en las presidenciales de 1994 vio literalmente hurtada la victoria a Peña mediante un fraude masivo en beneficio de Balaguer, y que en las legislativas y locales de 1998 se hizo con la mayoría absoluta en el Congreso y la mayoría de las 115 alcaldías sujetas a renovación.

La muerte el 11 de mayo de 1998 de su mentor Peña Gómez, que dos años atrás vio otra vez frustrada su aspiración presidencial al cerrarle el paso la alianza entre el PRSC y el PLD (en esta insólita coalición de intereses tuvo mucho que ver la raza negra de Peña, tradicionalmente despreciada por las elites dominicanas, más su gran predicamento entre los sectores más desfavorecidos), influyó en la decisión de Mejía de postularse para las presidenciales de 2000, candidatura que fue aclamada por su partido.

Utilizando un estilo populista y directo, ácidamente reprochado por sus oponentes, y sacando partido de su exhaustivo conocimiento de las diversas realidades del país, fruto de numerosos viajes por motivo profesional o político, Mejía se presentó como un granjero que conocía bien las penurias de los pobres (la mitad de la población) y prometió hacer llegar a todos los dominicanos los beneficios del elevado crecimiento económico registrado en los últimos años (en 1999 fue del 8,3%). También aseguró que revisaría algunas de las privatizaciones ejecutadas por el gabinete peledista.

No obstante, consciente de la alarma que los mensajes sociales causaban en el empresariado, dio seguridades de que proseguiría las políticas promercado impulsadas por el presidente saliente, Leonel Fernández Reyna (PLD), y que concedería nuevas facilidades a la inversión extranjera, citando en particular la de Estados Unidos, que no obstante debería conducir a la creación de empleo y a elevar el nivel de vida de la población. Además aseguró que buscaría gobernar por consenso y en el más absoluto respeto a las instituciones, y que combatiría la corrupción, la cual, en su opinión, había proliferado en la administración saliente.

En la jornada del 16 de mayo de 2000 Mejía se apuntó la victoria con el 49,87% de los votos. En puridad, al no alcanzarse el preceptivo 50%, él y su inmediato rival, el peledeísta Danilo Medina Sánchez (el tercero en discordia fue Balaguer, que con 92 años optaba por novena vez a la suprema magistratura ciego y prácticamente incapacitado para hablar), debían enfrentarse en una segunda vuelta el 30 de junio, pero el candidato del PLD renunció tras constatar que no iba a recibir el apoyo del PRSC, como sucedió en 1996 con Fernández. El 16 de agosto Mejía tomó de Fernández la banda presidencial que iba a portar en los próximos cuatro años.

Peña Siempre!!